lunes, 12 de agosto de 2013

Domingo de Rafas

Efectívamente, ayer fue un día de Rafas, uno yo y otro Rafa Nadal.

En cuanto a Rafa Nadal, sobran ya los calificativos para describir a esta bestia del tenis, con un hambre de victoria insaciable como el primer día. Ayer, Rafa Nadal conquistó el Masters 1000 de Montreal, tras deshacerse del local canadiense Milos Raonic, en su partido más plácido del torneo; el marcador lo dice todo (6-2 y 6-2).

Quizá Nadal no tenga de los mejores saques del circuito, ni de las mejores derechas, ni de los mejores reveses... Pero todo ésto da igual teniendo en cuenta que tanto física como sobretodo mentalmente es una máquina. Todos los que jugamos al tenis o hemos jugado alguna vez, sabemos que controlar las emociones en el tenis es fundamental; el tema mental es muy importante. Mientras la mayoría dan por perdido un juego 40-0 abajo, Rafa sigue luchando, le da igual cómo vaya el marcador, para él tiene la misma importancia el primer punto que el último. Para mí, ese es uno de los puntos claves del éxito de este titán.

Es un placer ver a alguien luchar cada bola como si fuera la última y ver que a pesar de las adversidades sigue intentándolo una y otra vez... Es Rafa Nadal, la verdad es que sobran las palabras. Un día haré un artículo dedicado a este auténtico crack.

En cuanto al otro Rafa (osea yo), justo antes de que Nadal jugara la final en Montreal, yo tenía mi particular final en el torneo de tenis de Los Ángeles de San Rafael. Evidentemente, comparado con el tenis profesional, el nivel es bastante más bajo...

Pero para mí, jugar una final de un torneo, sea el que sea, puede que me transmita la misma felicidad que la que pueda tener Nadal al jugar una final de Masters 1000.
En cuartos de final, sufrí de lo lindo, e incluso iba perdiendo en el tercer set 5-2 y 0-30. La verdad es que yo tampoco doy nunca el partido por perdido, y poco a poco fui remontando hasta que llegamos a la lotería del tie-break. Tras disponer mi rival de 3 bolas de partido, no sé cómo pero saqué fuerzas de donde no las había y terminé ganando 9-7... Sin duda, una gran alegría después de haber sufrido tanto durante el partido.

En semifinales, partido relativamente fácil (6-1 y 6-0), debido a que yo tuve un buen día y mi rival fallaba demasiado, no tuvo su día. Sabía que estaba en la final y estaba muy contento, para mí ya era un gran triunfo.

Era una final a 3. Primer partido de la final, el sábado a las 19,00. Debido a que llevaba meses sin competir, tenía ampollas y heridas muy dolorosas en ambos pies. Intento que me molesten lo menos posible poniéndome vendajes y tiritas. Partido duro también, sobretodo los dos primeros sets. El primero, 6-4 para mí, y el segundo, 6-3 para mi rival. No me encontraba cómodo en la pista y el juego del rival no me iba bien. Pero en el tercer set me encontré mucho mejor que él físicamente, y me lo apunté por 6-0. A pesar de la contundencia del marcador en el último set os aseguro que no fue nada fácil y tuve que sufrir de lo lindo.

Muy contento después de la victoria, y mentalizándome para el siguiente partido, el cuál si ganaba me hacía campeón del torneo. Domingo a las 18,30 horas. Calor horrible, dolor de ampollas in crescendo, pero nada podría con mi ilusión y mis ganas de hacerlo lo mejor posible. En el primer set, igualdad hasta el 3-3, momento en el que consigo un break y mi saque con el que me puse 5-3 arriba. Mi rival comenzó a cometer errores bastante claros debido a que veía que el set se le complicaba y me lo llevo por 6-3.

En el segundo set, él empieza apretando y yo bastante fallón, quizá fruto de la relajación después de la tensión del primer set, y se coloca 2-0 arriba y saque. En ese momento yo lo estaba pasando mal, pero debía seguir luchando y no dar el set por perdido. Físicamente me encontraba bastante bien a pesar del cansancio acumulado, y esto unido a que dejé de regalar puntos, hicieron que empatara a 2 el set.Llegué a colocarme 5-3 arriba y saque, incluso dispuse de 3 bolas de partido, pero los nervios me atenazaron y no conseguí rematarlo, empate a 5 y saque para mi rival. Ahí es donde creo que tuve mi mejor momento de fortaleza mental, ya que a pesar de haber tenido el partido ganado y no conseguirlo, logré controlar mis emociones. Finalmente me llevé el set por 7-5. Qué gran alegría me llevé, no sabría describir con palabras todo lo que sentía en ese momento.

¿El por qué de esa alegría? La mayoría de las veces no he tenido esa suerte que me acompañó, que siempre es necesaria para ganar un torneo,  por supuesto, y han sido muchas las decepciones y las veces que me he ido triste y cabizbajo a casa, la gran mayoría. Pero creo que el esfuerzo tarde o temprano tiene su recompensa, y en este caso fue así. Todas las decepciones quedaron atrás cuando gané el partido y era campeón de un torneo. Lo disfruté como un niño, entre otras cosas porque nunca se sabe si lograrás ganar algún otro torneo en otra ocasión y también porque para llegar a ganarlo tuve que sufrir y luchar mucho...

Cuando me relajé, me acordé de toda la gente a la que quiero y aprecio y les transmití toda la felicidad que tenía, que era mucha os lo aseguro. Ellos también son un pedazo importante de tus logros no solo deportivos, sino como persona.

Quizá os parezca una tontería, pero lo que yo sentí al ganar este torneo, podría ser equiparable a lo que sintió Rafa Nadal al ganar el Masters 1000 de Montreal. Os parecerá exagerado, pero os aseguro que es así. Por momentos como este merece la pena esforzarse, luchar, y llevarte infinitas decepciones. Y por momentos como este soy un adicto al deporte, es increíble lo que me puede llegar a hacer sentir.

En definitiva, cada uno a su nivel, pero los 2 Rafas nos dejamos todo en la pista para conseguir el triunfo final en los respectivos torneos. Siempre recordaré el día de ayer como "Domingo de Rafas" ;-)




No hay comentarios:

Publicar un comentario